El coronavirus es una extensa familia de virus, que data de hace cientos de años. En la década de 1990 se realizaron estudios donde hallaron los antepasados de esta familia, los cuales remontan a los años 3.300 A.C. El más reciente integrante (COVID-19) se descubrió a finales del año 2019, en Wuhan, una comunidad localizada en China.
Causan normalmente síntomas respiratorios, que van desde un resfriado común hasta síndromes que comprometen aún más la salud como el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS).
Actualmente, el mundo está pasando por una pandemia provocada por la COVID-19, entre sus síntomas más comunes se pueden encontrar: fiebre, dolor de cabeza, mialgia (dolor muscular), conjuntivitis, dolor de garganta, congestión nasal, erupciones cutáneas, diarrea, pérdida del gusto y el olfato, tos, dificultad respiratoria, entre otros.
Aproximadamente el 80% de los pacientes presentan síntomas entre leves y moderados, los cuales no requieren hospitalización, sin embargo, hay un porcentaje con síntomas graves quienes sí la requieren, siendo hasta un 3 a 8% la mortalidad.
A pesar del bajo porcentaje de pacientes que requieren hospitalización, el virus ha llegado a colapsar los servicios de salud a nivel mundial, esto se debe al fácil y rápido contagio y diseminación, llevando a que diferentes instituciones como la Organización Mundial de la Salud y diferentes entes, recomienden medidas de protección como el uso de mascarilla faciales, distanciamiento social, aislamiento, el continuo lavado de manos y el uso de productos como el alcohol, cloro y jabones, para frenar la propagación.
Se ha observado que ciertas poblaciones presentan un peor pronóstico, como los pacientes de tercera edad y pacientes con comorbilidades (diabetes mellitus, hipertensión, cáncer, obesidad) ya que poseen un sistema inmunitario más inestable, sin embargo, también ha habido casos graves en pacientes jóvenes sin ninguna comorbilidad.
Lo anteriormente mencionado, sumado al hecho de que no se cuenta con un tratamiento específico ni con una vacuna (actualmente se encuentra en desarrollo en diferentes países), ha llevado casi a un pánico colectivo, donde buscan desesperadamente una cura por sus propios medios, basando la mayoría (sobre todo a nivel latinoamericano) en remedios de origen natural.
Lo más importante en la lucha contra una enfermedad es su prevención, por esto, es importante seguir las recomendaciones de la OMS y de los diferentes entes y gobiernos; además se debe preparar a nuestro sistema inmunitario para esta lucha, por ejemplo, fortaleciéndolo con vitaminas, las cuales son tan importantes que incluso muchos hospitales en sus protocolos de tratamiento contra la COVID-19 incluyen suplementos vitamínicos.