La miel es un alimento de consistencia líquida, espesa y de colores variados, los cuales pueden ir desde el casi transparente, pasando por el amarillo hasta llegar a un tono cerca del negro, el color va a depender de los componentes utilizados en su elaboración. Es producida naturalmente por las abejas Apis Mallifera y otras subespecies, además, existen diferentes especies de avispas y hormigas melíferas que también tienen la capacidad de producirla.
Se tienen antecedentes de su existencia desde hace más de 2.000 años, era considerada un alimento sagrado, posteriormente fue utilizado como edulcorante siendo ésta, mejor que la caña de azúcar. Es utilizada de esta manera porque sus principales componentes son los carbohidratos como la fructosa, glucosa, maltosa, turanosa, isomaltosa, entre otros, que le proporciona ese característico sabor dulzón.
La miel resulta de la mezcla de varios ingredientes recolectados por las abejas, como el néctar de las flores, partes especiales de algunas plantas o sustancias que se encuentran sobre éstas. Todos estos elementos son unidos y mezclados con sustancias producidas por las mismas abejas, para luego ser depositados y almacenados en las colmenas, con el fin de proporcionar alimento en época de invierno y para mantener la temperatura ideal del panal, la cual debe encontrarse entre 17 y 34 °C.
Aunque el principal componente son los carbohidratos en un 70% a 80% aproximadamente, tiene otros muy importantes como lo son:
– Vitamina A (ácido retinoico) importante para el mantenimiento de una buena visión, sobre todo la nocturna, ya que participa en el proceso de captación de luz para transformarla en impulsos nerviosos, los cuales son convertidos posteriormente en imágenes por el cerebro; también interviene en la salud de la piel y para fortalecer el sistema inmunitario.
– Vitamina B1 (tiamina) interviene en el metabolismo de los carbohidratos, lípidos y aminoácidos, proceso necesario para la obtención de energía, la cual utilizamos para la realización de las tareas realizadas día a día.
– Vitamina B2 (riboflavina) también participa en el metabolismo para generar energía, además es un buen antioxidante, proporcionándole protección a las células y tejidos del cuerpo contra los radicales libres, los cuales se pueden obtener al estar expuestos a contaminantes como el humo o a las radiaciones, teniendo como consecuencia el desarrollo de algunos tipos de cáncer y otras alteraciones. Tiene una importante función en la formación de glóbulos rojos, plaquetas y glóbulos blancos.
– Vitamina B3 (niacina) como el resto de las vitaminas del complejo B, participa en los procesos de obtención de energía proveniente de los alimentos, también es importante para el buen funcionamiento del sistema nervioso, ya que interviene en la producción de neurotransmisores (encargados de transmitir las señales nerviosas de una neurona a otra) y es vital para el crecimiento y desarrollo, ya que también participa en la síntesis de algunas hormonas.
– Vitamina B5 (ácido pantoténico) sus funciones son parecidas a la niacina por su participación en el metabolismo energético y en la síntesis de hormonas de la corteza suprarrenal, sin embargo, posee otras funciones adicionales como la regulación del colesterol y la hidratación y regeneración de la dermis y epidermis, por esto se le puede encontrar como componente de diversas cremas especiales para la piel.
– Vitamina B6 (piridoxina) es importante para absorción del hierro, previendo así la anemia, interviene en la formación de neurotransmisores y hormonas, por lo que puede tener efectos para el control del estrés y depresión.
– Vitamina C (ácido ascórbico) es uno de los antioxidantes más potentes, ayuda en la síntesis del colágeno, importante componente de tejidos y órganos como piel, cartílago y huesos, por lo que favorece una buena salud de éstos y previene enfermedades como la artritis.
– Vitamina E (tocoferol) tiene función antioxidante, además de propiedades vasodilatadoras y de manejo del colesterol y prevención de Parkinson y demencia senil.
– Vitamina k (fitomenadiona) la función más importante la desempeña en la coagulación, ya que algunas de las proteínas encargadas de este proceso dependen de la vitamina K para su síntesis. También interviene en el metabolismo y mantenimiento de una buena salud ósea.
– Ácidos grasos
– Carotenoides
– Flavonoides
– Ácido ferúlico
– Apigenina, entre otros.
Entre sus principales usos se encuentra el culinario, especialmente en la pastelería, aunque también es utilizado como acompañamiento de panes, galletas o pancakes en los desayunos y meriendas.
Otro de sus usos más importante es el terapéutico, donde puede ser utilizada como antibacteriano debido a sus componentes y como antioxidantes, ya que muchos de éstos lo son. También podemos encontrarla formando parte de cremas corporales, ya que posee propiedades hidratantes.
Junto con otras sustancias como el jugo de limón y la sal, actúa como analgésico y antiinflamatorio para aliviar las molestias de la tos y la gripe. En la antigüedad, junto con otras hierbas era utilizada para tratar heridas de la piel, como quemaduras solares.
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