Las vitaminas son nutrientes esenciales para el organismo, cumplen numerosas funciones en el metabolismo de muchas sustancias. Actualmente se conocen trece, entre hidrosolubles (con capacidad de disolverse en agua) y liposolubles (capaces de disolverse, transportarse y almacenarse en grasa).
Las vitaminas al no proporcionar aporte calórico no son normalmente utilizadas para el aumento de peso, sin embargo, diferentes estudios han demostrado la asociación entre el déficit de algunas vitaminas con la obesidad.
Para perder peso se debe ingerir menos calorías de las que se gastan, puede ser por una disminución de la ingesta o por un aumento de la actividad física o por una combinación de ambas. Lo ideal es consumir alimentos saludables, bajos en calorías y ricos en vitaminas y minerales.
La glucosa se almacena en forma de glucógeno en el hígado y en los músculos cuando no es utilizada para la obtención de energía, sin embargo, ellos en conjunto sólo tienen la capacidad de almacenar entre 400 a 500 gramos aproximadamente (90 a 100 gr en el hígado y 400 a 500 en los músculos). Así que si el consumo de azúcares excede esta cantidad empieza a almacenarse en los depósitos grasos del cuerpo.
Esta es la manera en la que normalmente se sube de peso, la pérdida de peso consiste en el proceso inverso, al suministrar menos energía a la gastada el cuerpo se ve en la necesidad de acudir a sus depósitos para remover la energía ahí reservada para su uso.
Algunas vitaminas se han visto asociadas a este proceso, las principales son:
Vitamina D
Diferentes estudios en personas con obesidad, como por ejemplo, el presentado por la Sociedad Europea de Endocrinología, asocia el déficit de esta vitamina con la obesidad, sobre todo con el acumulo de grasa abdominal.
En otros estudios se administró esta vitamina como parte del tratamiento para la pérdida de peso, en donde los participantes que la consumieron obtuvieron una mayor pérdida en comparación al grupo control al que se le administró placebo.
La función más conocida de la vitamina D es que ayuda (junto con el fósforo) a la absorción del calcio, vital para la salud de huesos y dientes. También regula los niveles de estos elementos en la sangre, interviene en los mecanismos del sistema inmunológico y se ha asociado en la prevención del cáncer.
Se puede obtener de tres maneras, mediante la exposición solar, el 80 al 90% es obtenido de esta manera, por la dieta en el consumo de alimentos ricos en vitamina D o en suplementos, normalmente en presentación de cápsulas. Entre los alimentos con mayor cantidad se encuentran:
Vitamina A
Una de sus funciones es que ayuda a la regulación de las hormonas tiroideas, éstas son las encargadas de gestionar las actividades metabólicas en el organismo. Si hay déficit de vitamina A puede haber enlentecimiento del metabolismo y el subsecuente aumento de peso.
Además esta vitamina es bien conocida por su papel en la visión, especialmente nocturna, por su papel en el sistema inmunitario, importante en la prevención de diferentes enfermedades y en el funcionamiento de órganos como el corazón y los riñones.
La vitamina A la podemos encontrar en:
Vitamina C
Además de ser un potente antioxidante (capaz de proteger a las células de la acción de radicales libres) y de ayudar a mantener un buen funcionamiento del sistema inmunitario, puede ayudar en la pérdida de peso.
¿De qué manera? Pues, la vitamina C es necesaria para la síntesis de carnitina. Este aminoácido es necesario en el metabolismo de los lípidos. Por esto, la deficiencia de vitamina C se ha asociado con un aumento de la grasa corporal especialmente la abdominal. Además ayuda a una mejor distribución de la grasa en el organismo.
Los principales alimentos ricos en vitamina C son:
La mitocondria es el organelo celular encargado de la producción de energía, la L carnitina funciona como un transportador de los ácidos grasos hacia el interior de ésta. En el mercado existen suplementos con L carnitina para ayudar a la pérdida de peso, sin embargo, ésta debe estar asociada a un ejercicio moderado o intenso por al menos 40 minutos, ya que es la única manera en la que se movilice el almacenamiento de acidos grasos en el cuerpo.
Al utilizar este tipo de suplementos siempre es necesario el asesoramiento de expertos.
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